jueves, 27 de noviembre de 2014

you know who are, girl.


Me doy cuenta que tú con ella te verías mejor, no te desperdiciaría. Ella no te haría daño, al contrario te cuidaría. Ella fue tú poema, tú eres libro.
Yo, yo sólo sueño con alacanzarte, ser como ella. Ella a quien conociste por meses y su cara fue lo que menos viste.
Su cuerpo no era perfecto, pero por lo menos podías ver más allá.
Yo, yo sólo soy un envase, un vaso sin agua. Sólo soy exterior. Ella, ella es vida, es aire, es amor.
Yo, yo no soy nada.
Anda, ve. Habla con ella. Pídele una disculpa. A veces tenemos el error de irnos con alguien pero. Con una hueca. Con alguien que, al final no valió la pena.
Te dejo libre, no quiero tenerte, no te necesito. Ella tiene lo que necesitas. Tú tienes lo que ella necesita. Yo me voy, buscaré lo que necesito. Quizá sea un poco de alcohol, quizá sea un poco de amor. Aún no lo sé, pero quiero que seas feliz porque eso es lo que más deseo en la vida; tú felicidad.
Ademonos a buscar nuestro tal para cual. Yo ya te he ayudado a encontrarla, ahora me retiro para que vivan su felicidad.
No me intentes detener. Recuerda que si algo me caracteriza es mi libertad.
No cortes mis alas, no te ates a mis deseos. Sólo vive. Vive y se muy feliz.
Me despido de ti, pero no sin antes darte las gracias por se parte de mi, por quereme, por cuidarme, pero sobre todo por abrirme tú corazón.
Te amo, no lo olvides. Recuerdame.

miércoles, 16 de julio de 2014

Capítulo 9: The love is so Hard.

La tarde había transcurrido totalmente tranquila, como era casi siempre en casa.
La necesidad de tener alcohol en mis venas me hizo despertar e ir por una copa de coñac en las rocas. 
Si, era alcohólica. Ya desde hace mucho había aceptado aquello.

Eran las 8 de la noche. El sol ya hacía un rato que estaba escondido detrás del brillo de la luna.
Me senté en mi cómodo sofá que había dentro de mi habitación y me dispuse a beber hasta la última gota de mi deliciosa bebida mientras veía aquel espectáculo natural que ofrecía el cielo en aquel momento, aunque sólo fuera una bola resplandeciente rodeada de un montón de puntos en el oscuro cielo.

Mi mente estaba distraída viendo aquel cuadro nocturno cuando alguien llamó a la puerta.
Como era de esperarse, no le tomé interés. Casi siempre iban vagos a pedir comida, o eran testigos de Jeova. Nada interesante.
Pero en aquel momento debí haber pensado en otras posibilidades, pues aquella persona que había tocado mi puerta era quien menos pensaba.

- Señorita Michelle, la buscan. - dijo mi nana en un grito que me sacó de mi tranquila pereza.

- Ya voy, no grites de esa forma. Reventarás mi cabeza. - dije mientras hacía una cara de disgusto.

Tomé mi bata y bajé las escaleras pesadamente.  Odiaba las  visitas inesperadas... al igual que todo lo inesperado. Si, soy horrible.

Después de pensar en las miles de posibilidades que habían para escapar de ahí,  me topé con la persona que menos se me antojaba ver en ese momento... y no,  no era McCartney.
Se trataba del único e inigualable...

X: Hey, con esa bata te ves bien, pero te verías mejor sin ella. - levantó sus cejas rápidamente.

Supongo que han adivinado quién es aquel cretino. Y si no lo hicieron pues es John Lennon.

Michelle: ¿Qué haces aquí?  - dije molesta.

John: Nada, vine a ver a la alcohólic,a enferma mental, modelo y perra que tengo frente a mí - tomó mi mano y la besó.

Michelle: Créeme cuando te digo que eres un imbécil y un cretino.

John: te creo, querida. Te creo. -dijo burlón - Soy John Lennon,  todos lo dicen.

Michelle: Qué pedazo de tonto eres.

John: ¡Basta ya! - dijo desesperado- eres tan estúpida.

Michelle: A mi casa no vienes a gri......

John: Shhhhhh... - interrumpió -Tranquila,  querida. No hay por exaltarse se esa manera.

Michelle: Entonces no vuelvas a llamarme así.  - cortó.

Jonh: Como digas, niña.

Michelle : -Suspiró- ya me viste, ya discutimos,  ya puedes irte. - Sonrió forzadamente.

John: mmm... creo que no. Aún no es tiempo. -guiñó un ojo.

Michelle: Vamos, dime qué es lo que quieres? -dijo desesperada.

John: Ya te lo he dicho antes.

Michelle: Pero ya me has visto. -dijo en tono desesperado.

John: Tranquila nena. - dijo trabquilizandola.- ya me iré.

Michelle: ¿De verdad? -dijo con un toque de felicidad en su voz.

John: Sí. -Dijo sin más ante la respuesta de ella. - Pero antes...

Se acercó peligrosamente a ella, con su paso firme y su sonrisa cautivadora. "Esto debe de ser una pesadilla" pensaba ella, pero la lamentable realidad era otra pues John Lennon,  el apuesto y talentoso chico de Liverpool estaba parado frente de ella, a unos centímetros de su rostro.
Ella no pudo reaccionar, John Lennon le estaba dando un tremendo beso lleno de pasión y deseo que ella no pudo detener.
Al cabo de un largo beso, Michelle reaccionó y separó bruscamente su cuerpo de Lennon.

Él, sin embargo, Ante la mirada reprobatoria por parte de ella, sólo comenzó a reir y con un escuálido y casi inaudible "Buenas Noches, amor" salió de la casa dejando una Michelle bastante confundida pues aquel beso np fue ninguna pesadilla. Más bien fue una realidad. Una deleitante y suculenta realidad.

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HOLAAAA!
BUENO, NO HABIA PODIDO ESCRIBIR ANTES POR CUESTIONES PERSONALES.
MI IMAGINACIÓN SE ESTABA TERMINANDO Y ESTUVE A PUNTO DE CERRAR EL BLOG SIN MÁS, PERO NO ERA JUSTO PARA USTEDES QUE ESPERAN EL DESENLACE DE ESTE ATROPELLO LITERARIO.
CON GUSTO SEGUIRÉ ESCRIBIENDO, ESPERO USTEDES SIGAN LEYEN Y POR SUPUESTO SIGAN COMPARTIENDO SU OPINION CONMIGO.
DE NUEVO MUCHAS GRACIAS POR LEER Y... PUES NOS LEEMOS EN EL SIGUIENTE CAP.

PD: NO DUDEN EN PREGUNTAR O SUGERIR ALGUNA COSA TANTO A MI PERSONA COMO PARA EL FIC.

Las quiero ♡




sábado, 19 de abril de 2014

Capítulo 8: I'm only sleeping

El aire fresco combinado con el olor a estancia limpia que inundaba mi hogar era lo que más necesitaba en esos momentos.
El brillo que resplandecía desde el sol hasta el ventanal del corredor haciendo que me sintiera cómoda.
Sólo había un detalle en aquella casa que seguía sin parecerme... La presencia de Paul McCartney.

Y no era que no me gustara, Simplente no estaba acostumbrada a ver a un hombre a más de 1 metro de distancia.
Si, a un metro. Le recordaré que soy Michelle Hederson, amante del alcohol y el extasis. Enemiga pura de las formalidades y del sexo oral. Bien, soy algo drástica, lo sé, pero era verdad que no me acotrumbraba a ver a McCartney ahí parado, y eso que apenas llevábamos 3 minutos ahí dentro.

Paul: Bienvenida a casa, señorita Michelle. - se quitó su chaqueta.

Michelle: Gracias. - dije distraída.

Paul: ¿Quieres comer algo?

Michelle: Estoy bien... - me senté pesadamente en uno de los sofás.

Paul: ¿De verdad? Te noto algo rara. - se dejó caer a lado mio.

Michelle: Estoy bien. - mentí.

Paul: Vamos... - tomó mi mano- tu tienes algo, pequeña.

Michelle: No... - volví a mentir.

Paul: Michelle...

Michelle: Te digo que no tengo nada. - dije viéndolo seriamente.

Paul: Okey, okey. Te creo, pero no me mires así -dijo apartando mi rostro con su otra mano.

Michelle: ¿ lo ves? Estoy buen - sonreí falsamente. -Pero no te voy a negar que tengo unas inmensas ganas de gritarte bastardo y decirte un buen discurso de insultos mientras sales de mi casa humeando de coraje. - comencé a reír.

Paul: Graciosa - dijo serio.

Michelle: lo sé, gracias por recordarmelo.  - volví a sonreír.

Paul: Bueno, ya. Basta de estupideces por hoy. - se levantó del sofá. - Vamos arriba a que descanses un poco.

Michelle: tranquilo cara de niño, yo se por donde es el camino. Ahora puedes irte si es que así lo quieres, porque yo si quiero. - dije mientras caminaba hacia las escaleras.

Paul: te veré mañana. -dijo rendido. Si, jamas iba a cambiar. De una vez se los aviso.

Michelle: Lo que digas. - subí los escalones - bastardo.

Paul: Escuché eso, Michelle. -gritó.

Michelle: Que bueno, por eso lo dije en voz alta. - grité.

Ėl hizo una mueca de disgusto mientras yo seguía mi camino hacia mi habitación. Vaya que había sido un lago día. Necesitaba dormir, o mejor dicho Ivernar.



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Gracias por leer esto. :3
Feliz sábado.

domingo, 13 de abril de 2014

Capítulo 7: McCartney.

El regreso a casa no fue como lo imaginaba. Yo pensaba que, como siempre, regresaría a esa soledad que había en aquella jaula llamada hogar, vaya que me había equivocado una vez más.

Quizá quieran enterarse de lo que sucedió después de aquel beso con McCartney... bien, les contaré un poco de lo sucedido.

Él se separó de mi lentamente. Sus ojos aún seguían cerrados,  como si estuviese soñando el momento,  saboreando aquel beso. Yo por mi parte abrí mis ojos sorprendida, con cierto miedo recorrido mi espalda, observando con él lo disfrutaba mientras yo temblaba.

Poco que poco ese miedo se fue retirando de mi ser cuando aquel par de ojos brillantes como diamantes se abrían al ritmo del suave viento.

En ese momento fijó su ojos en los míos. El aire se me iba, la corazón ya no latía, la sangre se me helaba. Era como si me estuviese matando lentamente con su mirada... pero no era cualquier muerte. No, esta era una muerte con un pase seguro al paraíso donde, seguramente, estaría él sonriendo ampliamente. 

Paul: Eres tan hermosa. - dijo de repente sacándome de mis pensamientos.

Michelle: Supongo que es un cumplido que debo aceptar con una sonrisa. - dijo como si no supiera nada.

Paul: Pues conociendote... sería algo que me sorprendería, pero a la vez me agradaría. -sonrió.

Michelle: Bien, entonces... - Sonreí - Gracias McCartney. 

Paul: Por favor, soy Paul.

Michelle: Tranquilo, aun no estoy acostumbrada a hablarle por su nombre a los bastardos como tu. -dije seria.

En ese momento Paul me miró severamente a lo que yo solo sonreí burlonamente.  Él comenzó a reír como si hubiera contado un chiste. Absurdo, lo tomó como una broma. 

A pesar de que el chico McCartney era de mi agrado era cierto lo que había dicho "No estaba acostumbrada a hablarle por su nombre a los bastardos como él". Me tomaría mi tiempo acostumbrarme a esta locura tan estúpida.

Después de esa platica, el doctor entró con unos papeles diciendo que era hora de irme de ese lugar. ¡Por Fin!
Firmé aquellos documentos y se los entregué al doctor, el cual se los dio a McCartney para que los firmara. 

Michelle: ¿ A caso te pidió un autógrafo y por eso firmaste esos documentos? - pregunté curiosa.

Paul: No. - dijo sonriente - me pidió mi firma porque yo fui quien ingresó a Michelle Hederson al hospital.

Michelle: ¡¿ QUÉ TU HICISTE QUÉ? ! -pregunté sorprendida.

Paul: Así como lo oyes, yo fui quien te salvó la vida. 

Michelle: Debería de odiarte por haberlo hecho. - dije molesta, pero en realidad no lo estaba, ni tampoco estaba agradecida.

Paul: No lo hagas. -dijo mirándome a los ojos. - Supongamos que moriste y re viviste,  es hora de que comiences a vivir una verdadera vida. -sonrió.

Sus palabras me entraron directamente a mi mente. Tenía razón, era hora de comenzar a sentir la vida, a vivirla de verdad.

me tomó entre sus brazos y besó tiernamente mi frente.

Paul: Iré por el auto para llevarte a casa. -se separó de mi y caminó hacia la puerta.

Michelle: Paul! - grité antes de que saliera de la habitación.

Paul: ¿Qué pasa? - dijo extrañado.

Michelle: Si ves a el idiota de Lennon... dile que gracias.  -dije sincera.

Paul me miró fijamente, estaba serio. Sabía que le había dado en donde más le dolía, en su amistad con Lennon.
Pero yo no quería que se sintiera mal, yo solo quería agradecerle a aquel idiota que había venido a verme y me hizo enojar y reír al mismo tiempo, solo eso.

Después de 45 minutos salí del hospital, acompañada de McCartney quien tomaba mi mano mientras manejaba hacia mi casa. 

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Como siempre les agradezco demasiado que pasen a leer esta historia.
con la novedad de que por fin tengo vacaciones, prometiendo que escribiré por lo menos 5 capítulos en esta semana que no tengo obligaciones ni nada de eso.

Las adoro mucho mis pequeñas. Gracias por hacer posible esto. :)

viernes, 28 de marzo de 2014

Capítulo 6: Confussion

Mi confusa mente seguía distraída, pensando en preguntas que no tenían ni una respuesta.
Mi confusión era evidentemente visible, aun no podía creer lo que aquel tipo estaba haciendo.
De nuevo mi orgullo estaba apunto de atacar nuevamente. 
¿Segura Michelle? ¿Estás segura de lo que quieres hacer?
y es que pensaba seriamente en darle un golpe a aquel tipo y comportarme como solo yo, Michelle Hederson sabía.
Pero algo en aquella conexión cuerpo a cuerpo me hizo relajarme y dejar que esta siguiera, aportándome calor con sus cálidos brazos.

Michelle: sigo sin comprender que haces aquí -dije apretándome lentamente de él

X: ya te lo dije, quería ver sí estabas bien.

Michelle: mira Lennon, ahora no tengo cabeza para estar peleando contigo. Puedes hacer una cita con mi nana para otro día, con gusto te atenderé. Disfruto mucho cuando te molestas. - sonreí

John: claro, niña boba. Tu jamás vas a poder cambiar. Eso significa que nunca podrás superar tus problemas, y mucho menos podrás resolverlos. - dijo serio.

Michelle: escucha bien lo que te diré, Lennon. No te metas en mi vida  -dije un poco enojada.

John: entonces siguetela jodiendo. Al fin vas por buen camino. - dijo burlón.

Michelle: ¿Sabes? Ya puedes irte. - dije enojada.

John: ¿Ah, si?

Michelle: Si.

John: Bueno... no quiero. - sonrió

Michelle: ¡Maldita sea, Lennon! Sólo vete. - dije desesperada

John: No lo se, no creo. - sonrió burlonamente

Michelle: Jódete, imbécil. - me di la vuelta dándole la espalda.

John: Bien chica "madura" iré por un cigarrillo. Sigue siendo una idiota siempre. -hizo una mueca graciosa la cual no me causó la más mínima gracia. - Adiós.

Michelle: desaparece de mi vista de una buena vez, Lennon. - dije enfadada.

Y así el idiota mayor salió de la habitación dando un fuerte portazo.

Después de la visita de Lennon estuve pensando muchas cosas. No se por qué aquel tipo me había hecho sentir bien. Era un idiota, un animal, pero supongo que tenía algo que había hecho que se acercara a mi y me dijera esas cosas. Ahora quería saber más de su vida. Vaya Michelle, eres tan parecida a John, más de lo que tu crees.

Seguía despistada pensando en cosas banales y sobre todo en Lennon.cuando alguien abrió la puerta de mi habitación y se adentró en ella.

Aquellos ojos encantadores me miraban preocupados, llenos de ternura. Lo único que pude hacer ante esa encantadora mirada fue esquivarla y poner una cara seria.

Paul: ¿cómo te sientes, Michelle? - preguntó mientras tomaba asiento juntó a mi.

Michelle: Bien, -dije seria

Paul:¿Segura? ¿no necesitas algo?

Michelle: No.

Paul: Me enteré de que vino alguien inesperado. - dijo mientras sus semblante cambiaba a uno más serio.

Michelle: ¿Y? - respondí tratando de ocultar mi tristeza.

Paul: ¿Cómo te sientes? - tomó mi mano.

Michelle: Mejor que nunca - quité mi mano y lo miré.

Paul: Será mejor que me vaya. - dijo mientras se levantaba.

Lo mire por unos segundos tratando de descifrar el por qué de su repentino cambio de humor.
Se veía algo molesto, quizá mi comportamiento y mi asqueroso humor lo habían hartado de una buena vez.

Paul: Creo que ya no vendré a verte. - dijo de golpe - Será mejor que tome,  I distancia contigo. Se que no quieres nada, mucho menos conmigo, con un Beatle y debo respetar eso. Sólo quiero que te cuides... - tragó saliva - Adiós Michelle. - se dio la vuelta y caminó hacia la puerta.

Sentí como si el mundo me estuviera cayendo encima. Sentí que las piernas no respondía, que mi corazón dejó de latir, que la sangre se me había helado. Paul estaba apunto de irse y no volver a mi. Ahora era lo que menos quería y es que, desde que lo conozco personalmente, creo que estoy enamorada de él. Bien, lo dije, estoy enamorado de una puto beatle.

Ahora que había aceptado que estaba enamorada de él, era momento de detenerlo y no dejarlo ir, claro, muy al estilo Michelle Hederson.

Michelle: Paul... - dije de repente. Él se detuvo frente a la puerta y giró para mirarme.

Paul: ¿Si?

Michelle: -mordí mi labio inferior nerviosamente, era hora de apostar todo. - Gracias por lo que haz hecho por mi. Eres una gran persona, no se cómo agradecerte tanto. - Me miró sorprendido y se acercó un poco mas hacia mi. - Se que me he comportado como una tonta, pero... creo que mas que nada es porque estoy confundida. ! I vida no es fácil, y la verdad es que odio a toda la gente en general, así que quiero.... quiero pedirte una disculpa por el mal rato que te he hecho pasar. Estaré de acuerdo contigo si es que dejarme en el olvido quieres. Así que... Ahora ya puedes irte. - lo miré fijamente.

Él sólo estaba callado, parado junto a mi. Parecía estar pensando en lo que le había dicho, pero su semblante serio me mataba, seguramente no había cambiado de opinión.
Bien Michelle,  te felicito, eres una estúpida.

Estaba ahogada en mis dudas y pensamientos cuando de repente, sin habérmelo imaginado antes, McCartney me tomó del rostro y comenzó a besarme dulcemente.

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■Hey, qué hay?
I'm Back! /o/
Bueno, como les dije anteriormente he estado ocupada, pero creo que he regresado con un capitulo que más o menos le ha dado un giro a la historia. Espero les guste.

Muchas has gracias a las nuevas dos chicas que se acaban de unir a esta historia de locura y amor. Gracias por venir y leer chicas les agradezco de corazón.
Y de igual forma quiero agradecerles a Lucy y Sabi, quienes siempre están al pendiente de mi y mis fics, haciéndome reír día a día y motivandome a seguir escribiendo.
Y claro también quiero agradecerles a todos ustedes, quienes pasan a leer y dejan sus libros dos comentarios. De verdad que me ayudan mucho a seguir con esto.

bien, sin mas por el momento yo me despido. Un beso enorme y buena vibra. ;)
  (J&S ♡)

martes, 25 de febrero de 2014

Capítulo 5: Unnecessary Crying.

El típico chillido de las ruedesillas de las camillas convinadas con los rápidos pasos del personal eran insoportables.
Mi paciencia se había agotado ya desde hace un buen rato.
Las incómodas medicinas y el suero hacían que me sintiera como una reverenda idiota todo el día.
Mi mirada perdida observaba cada rincón, cada detalle de aquella blanca habitación.

A pesar de que tenía múltiples aparatos ruidosos conectados  a mi cuerpo no sentía dolor.
Era un  poco decepcionante verme ahí tirada en la cama sin haber logrado mi objetivo, pero la verdad todos mis pensamientos estaban dedicados a una sola persona... Paul McCartney.

Me preguntaba una y otra vez ¿Cómo había sido que él estaba ahí?  ¿Él fue quien repetía una y otra vez mi nombre cuando quedé inconsciente?
Eran demasiadas preguntas y ni siquiera tenía una sola respuesta.

El hecho de que McCartney se encontrara conmigo en estos momentos me ponía sumamente nerviosa. Esperen, ¿Por qué siento nervios? Diablos, si que necesitaba un loquero inmediatamente.

No quería verlo, así de fácil. No quería verlo porque sabía que si lo volvía a ver mis deseos ya no los podría controlar y quien sabe que podría pasar entre el bastardo aquel y yo.

La puerta de la habitación se abrió lentamente, volteé hacia ese lugar y miré una silueta que se acercaba a mi.

Mi corazón comenzó a acelerarse,  mis manos temblaban al mismo ritmo que mis piernas, mis dientes los apretaba una y otra vez.

Aquella silueta se acercó aún más a mi y tomó ni mano.

X: Michelle... - dijo reprimiendo su llanto.

Michelle:¿ Q-que haces aquí? - dije sorprendida.

X:Vine a verte.

Verlo ahí, invado junto a mi me estremecía. Jamás lo había visto así, era increíble. Era cierto que casi no lo conocía, pero en serio lo amaba, siempre de lo quise demostrar. Ver su cara llena de preocupación y tristeza me hizo sentir querida. Quería abrazarlo y pedirle perdón, besar todo su rostro y dar un grito de emoción, pero mi maldito orgullo me lo impedía.

Michelle: Vaya, que sorpresa. - dije escondiendo todos mis sentimientos.

X: Conmigo no te hagas la dura Michelle, se quien eres. - dijo mirándome fijamente.

Michelle: hasta donde recuerdo tengo años de no verte. He cambiado, Tonny. - sonreí burlona.

Tonny: Soy tu padre Michelle, merezco un poco de respeto. - elevó su tono de voz.

Michelle: A mi no me hables así, ese título lo perdiste el día que decidiste dejarme sola en casa. - grité

Tonny: Sabes bien que lo hago por tu bien.

Michelle: ¿Por mi bien? Vaya! Tengo a un padre ejemplar.  - dije sarcástica

Tonny: Deja de comportate como una idiota. - me miro fijamente.

Michelle: Claro, lo haré cuando dejes de decir que eres mi padre. No tienes nada de eso, para mi solo eres el tipo que llega con dinero a la casa. No más.

Tonny: ¡Gracias a mi maldito trabajo vivimos! Y claro, con eso se pagan tus múltiples adicciones.

Michelle: ¡Puedes meterte tu dinero por el trasero! Al fin, tienes experiencia en eso.

Tonny: Cállate! - gritó y me dió una bofetada. - no sabes valorar nada.

Michelle: valoraría más una maldita piedra que a ti! - dije gritando mientras sobaba mi mejilla - ahora largate de mi vista ¡No quiero volver a verte!

Nuestras frías miradas se quedaron viendo fijamente, la furia se desbordaba por aquellas miradas.

Sin decir más él tomó su abrigo y se largó de ahí, cerrando de un fuerte portazo.

No podía creer como mi propio padre me podía tratar así, él no lo sabía, pero yo lo amaba demasiado y me dolía que nunca estuviera a mi lado, que me tratara así.

Mis lágrimas no pudieron contenerse más, así que dejé que brotaran como sí fueran un río. Tenía que deshogarme, ahora o nunca.

Ahogué mi rostro en mis manos, no quería que nadie me viera sufrir así. Era inevitable hacerlo.

Sentí como una cálida mano acariciaba mi cabello una y otra vez. Quería ver quien era, pero no podía dejar de llorar.

Poco a poco pude parar aquel llanto nefasto, ahora tenía rabia. Rabia en contra de Tonny Hederson, el  actor famoso que tenía una hija sin modales y adicciones Michelle Hederson.

Cuando levanté mi rostro mi topé con aquellos ojos que me hacían vibrar de coraje ¿Qué rayos hacia aquí él? ¿Acaso venía a burlarse de mi?

Lo miré confundida y él me regaló una sonrisa a cambio ¿En serio? Esto sí que era raro.

Puso sus manos al rededor de mi antes de que pudiera decirle cualquier cosa. Me quedé helada, no sabía que hacer, por su parte él besó mi frente como gesto protector y me dijo al oído "Aquí estoy, pequeña. Ya nada ni nadie te volverá a hacer sufrir". Ojalá sus palabras fueran ciertas.

Michelle: ¿Por qué haces esto? - pregunté confundida.

X: Porque no quiero que alguien como tú se haga como yo. - dijo sincero.

En ese momento deseaba estar dormida, no podía creer lo que estaba escuchando. Aquel creído y sabelotodo chico estaba hablándome de una forma que nadie jamás hubiera imaginado.

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Como siempre muchas gracias por leer, pequeñas. Todas y cada una de ustedes tienen un pedacito de mi corazón con su nombre. Las quiero.

Y bueno, se preguntarán por qué tardó tanto en subir. Bien, la razón se la siguiente.

Estos últimos días he estado ocupada haciendo cosas que quizá no les importa.  Por esa razón no he podido sentarme y escribir un extenso e interesante capítulo, pero cuando me llega mi vómito literario vengo y escribo. Trataré de ser más constante en mis publicaciones y de verdad gracias por esperar. :)

Y sin mas por el momento me despido. Un beso y buena vibra a todas.

domingo, 16 de febrero de 2014

Capítulo 4: Back.

Después de aquel intenso beso, me solté bruscamente de los brazos de aquel imbécil.
En realidad no quería nada con él. O bueno, ya no sabía que quería así que decidí cortar con ese beso para evitar más confusiones.

Paul: ¿Estás bien? - preguntó

Michelle: No. - dije cortante - debo irme. - busqué en mi bolso una tarjeta y se la di.

Paul: ¿Y esto? - me miró confundido.

Michelle: Es mi tarjeta. Querías mi número ¿No? Pues ahí lo tienes.

Él me miraba fijamente, no quitaba sus ojos de mi. Esquivé bruscamente su mirada, cosa que él notó de inmediato.

Paul: ¿Segura que estás bien? - quiso tomar mi mano pero no dejé que lo hiciera.

Michelle: Me largo de aquí. - dije pasando detrás de él.

Paul: Michelle, yo....

Michelle: ¡Diablos, deja de hablar! - dije enojada.

Me molestaba el simple hecho de no saber por qué tenía ese extraño comportamiento ante ese idiota.

De pronto se puso serio y miró la tarjeta que le había dado unos instantes instantes antes.

Paul: Te llamaré.

Michelle: ¿ Sabes? No lo hagas. - le guiñé el ojo y comencé a caminar hacia la salida.

Paul: Si lo haré. - gritó por la ventana mientras yo salía de aquella casa.

Lo siguiente que hice fue voltear a verlo. Tenía una estúpida sonrisa pintada en los labios que hizo que me molestara pues yo era la causante de ella.
Así que sin más, decidí comportarme como solo yo sabía.
Cerré mi puño y levanté mi dedo medio.

McCartney hizo un gesto de horror, mientras que yo comencé a caminar y reía a carcajadas.

Era extraño todo lo que pasaba. Quizá el destino me estaba jugando una broma.

Era cierto que jamás había tenido una relación seria. Solo algunos días del mes deseaba una relación seria, alguien que me amara de verdad. Luego recordaba que los otros 28 días de ese mes era un perra maldita y volvía a sonreír.

El amor sólo era una palabra para mi, yo no sentía eso. Estaba segura que jamás lo iba a sentir.

Llegué a casa después de un rato. La nana me hizo algo de comer, pero como era de esperarse vomité todo. Si, el alcohol y sus efectos secundarios.

Estaba concentrada en mi vómito cuando recibí aquella llamada de McCartney.

Debo de confesar que cuando escuché su voz mis piernas comenzaron a temblar.

-¡No Michelle! No dejes que pase esto. No dejes que te enamore un bastardo de esos. - repetía para mi misma una y otra vez, pero cada vez me parecía más difícil.


-¿Si? - contesté irritada.

-Hola Michelle, habla Paul -su voz era tan asquerosa...mente irresistible.

-Ajá ¿Qué quieres? - contesté sería.

-Quiero verte, eso quiero.

-Si claro idiota -colgué el teléfono.

Cerré los ojos fuertemente y apreté mis puños. Como deseaba que no estuviera pasando nada de esto.

-Señorita - me llamó mi nana.

- ¿Qué pasa? -

- Su padre ha llamado-

-¿En serio? - dije con un toque de emoción en mi voz

- Si - me miró con tristeza - Ha dicho que no vendrá de nuevo este año a casa. -

Mi cuerpo comenzó a sudar, mi expresión era indescifrable, mi mirada era muy dura, todo me estaba saliendo mal, como siempre.

- Gracias, puedes irte - dije mientras me daba la vuelta de regreso a mi habitación.

Comencé a soltar un par de lágrimas. Mi silenciosos gritos de dolor retumbaban por toda mi cabeza. Era un horror mi vida. Como siempre estaba sola, sin nadie a mi lado.

Mi necesidad de desaparecer me volvía loca, deseaba el suicidio cada minuto de mi vida.

Odiaba a mi padre, jamás había estado para mi en los momentos que más lo necesitaba. Nunca me ponía atención, ni siquiera se preocupaba por mi y eso me dolía.

No tenía tiempo para su hija, ni siquiera lo tuvo cuando perdí a la persona que más quería y necesitaba a cada segundo... mi madre.

Aquella señora que trató de educarme y esconder el oficio que tenía mi padre en ese tiempo murió sin aviso.

Estaba sola en este maldito mundo, nadie comprendía que  cada día moría lentamente de dolor.

-Me las vas a pagar todas y cada una padre. Todas y cada una - dije frente al espejo mientras buscaba las malditas pastillas para dormir.

Tomé una buena cantidad de aquellas pastillas y comencé a ingerirlas mientras recordaba una y otra vez la horrible vida que tenía, pero ya no mas. Esa vida estaba apunto de terminar.

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No saben lo feliz que me pongo al leer sus comentarios. :')
Gracias por comentar y sobretodo por leer esto.
Frida, Sabi, Sharon (bienvenida),  Ayee (Bienvenida), Emma (Bienvenida) & Lucy (Bienvenida) les agradezco demasiado que lean esta cosa. Es muy emocionante leer sus hermosos comentarios. De verdad mil gracias porque todas ustedes son unas grandes escritoras de las cuales soy fan (Principalmente de Frida, todos lo saben).
Les mando un gran abrazo y un beso. Espero no fallarles con esta historia.

Saludos