lunes, 27 de enero de 2014

Capítulo 3: Questions.

Aquel fuerte rayo de sol que llegaba de lleno a mi cara hizo que abriera mis ojos lentamente.
Ojalá hubiera tenido pegamento en ellos para no poder darme cuenta de aquella realidad que me hizo casi morir de la sorpresa que me llevé.

Michelle: ¿Qué demonios....? - tomé mi cabeza entre mis manos. Malditas resacas.

Comencé a observar aquella habitación que, obviamente, no era la mía.

Lo extraño era que no había nadie a mi lado. Quizá esa era una buena señal.

Me levanté lentamente de aquella cama y comencé a caminar hacia un espejo. Tenía puesta una camisa de hombre. Comenzaba a asustarme. Esto no estaba bien.

Necesitaba un whisky en las rocas urgentemente antes de volverme cuerda. Si, cuerda. Ya sabía que estaba loca y me gustaba.

Comencé a buscar mi ropa la cual encontré fácilmente sobre el sofá que estaba frente a la cama.

Michelle: Vamos Michelle. Vamos a casa a embriagarnos.

Me saqué aquella camisa y comencé a ponerme mi vestido. ¿Qué habría pasado en aquella fiesta que terminé en un lugar que no es mi casa?

Abrí mi bolso y saqué un cigarrillo. No quería salir de la habitación. Las preguntas no se hicieron esperar. Mi cabeza pedía respuestas de todas ellas.

¿De quién era aquella casa? ¿Por qué estaba ahí? ¿Cómo había llegado hasta aquí?

Y de repente, todas mis respuestas se resolvieron cuando alguien abrió la puerta de la habitación.

X: Buenos días Michelle. -sonrió.

No sabía que hacer en ese momento. Parecía que, en cualquier momento iba caer al suelo. Mi cara de sorpresa no se hizo esperar.

Michelle: Pero que mierda - dije sorprendida.

X: Tranquila por favor. - dijo mientras se acercaba a mi.ñ

Michelle: No me toques bastardo. - le dije y este se quedó parado a unos centímetros de mi.

X: ¿Te encuentras bien? - decía preocupado. Puaj! Ahora le preocupaba.

Michelle: Quiero que me digas todo lo que sabes de la noche de ayer. Y quiero que me digas ¿Por qué estoy en tu casa?

X: Mich yo...

Michelle: Alto - grité - mi nombre es Michelle. No quiero que me pongas seudónimos estúpidos ¿De acuerdo?

X: Bien, si de eso se trata que te parecería comenzar a hablarme por mi nombre. - subió su tono de voz. Su rostro reflejaba su enojo. Perfecto. - Mi nombre es Paul McCartney y no me importa si es largo o no, tendrás que llamarme así si quieres que te hable bien ¿Comprendes?

Michelle: Claro bastardo,  lo que tu digas. Si me permites yo me largo de tu asquerosa casa. Hasta nunca ¡Perdedor! - tomé mi bolso y comencé a caminar hacia la puerta de la habitación.

Estaba completamente confundida ¿Qué habría pasado con aquel "Beatle"? ¿A caso había hecho algo malo? Mi mente no paraba de pensar en aquello cuando...

Sentí que jalaba mi brazo, justamente antes de abrir la puerta McCartney se me cruzó.

Paul: No te dejaré ir así como así.

Michelle: Suéltame.  Quiero que me sueltes en este momento.

Paul: No.

Michelle: Demonios, no recordaba que eres un idiota.

Paul: Mira Michelle hagamos un trato.

Michelle: ¿Qué quieres McCartney? - dije mientras rodaba mis ojos.

Paul: Sólo quiero que me des tu número. Es todo.

Michelle: ¿Sólo mi teléfono y ya?

Paul: Si, así es. - me sonrió.

Nos quedamos mirándonos a los ojos fijamente. Hablaba en serio, no lo conocía pero sabía que lo hacía. Aquella profundidad en sus ojos lo delataban.

No entendía nada, no sabia por qué aquella mirada me llevaba a otro mundo. Me perdí, debo admitirlo,  era irresistible para mi evitar hacerlo. Creía que el Alcohol me hacía sentir la necesidad de perderme en aquel par de ojos pero no era así.

Paul: Entonces... - se acercó peligrosamente a mi. Normalmente hubiera reaccionado de forma violenta hacia el por el simple hecho de ser un "Beatle" pero no fue así. - ¿Me lo darás?

Michelle: Quizá... - dije casi a lo bajo.

No podía resistirme a esos cálidos y pequeños labios que se acercaban cada vez más a mi rostro.

Paul: Yo se que quieres darmelo

Michelle: Cero  cuatro - dije.

Paul: - sonrió - no hablaba del teléfono.

Michelle: ¿ No?  ¿Entonces?

Paul: Hablaba de esto.  - tomó delicadamente mi cintura y me pegó hacia él.

Sentí de nuevo aquellos irresistibles labios, los cuales poco a poco me fueron envolviendo en una fantasía.

No era posible que yo estuviera pasando por esto. ¡Soy Michelle Hederson! Tendría que estar golpeando a este maldito en este momento.

Pero esos labios y esos ojos me hacían entrar en un trance tan fascinante,  que simplemente no quería salir de el.

Ahora entendía por qué había accedido a irme con el la noche anterior.

¡Claro! Ahora sabía que hacía aquí. Después de lo que me dijo McCartney lo mandé al diablo pero Lennon quería que lo llevara a casa y por eso le dije que si me quería ir con él. Vaya, si que soy buena en esto.

Ahora la única pregunta que tenía era ¿Qué pasará entre el bastardo de besos irresistibles y yo? Esperaba que nada pasara de este día. Lo anhelaba con toda el alma.