martes, 25 de febrero de 2014

Capítulo 5: Unnecessary Crying.

El típico chillido de las ruedesillas de las camillas convinadas con los rápidos pasos del personal eran insoportables.
Mi paciencia se había agotado ya desde hace un buen rato.
Las incómodas medicinas y el suero hacían que me sintiera como una reverenda idiota todo el día.
Mi mirada perdida observaba cada rincón, cada detalle de aquella blanca habitación.

A pesar de que tenía múltiples aparatos ruidosos conectados  a mi cuerpo no sentía dolor.
Era un  poco decepcionante verme ahí tirada en la cama sin haber logrado mi objetivo, pero la verdad todos mis pensamientos estaban dedicados a una sola persona... Paul McCartney.

Me preguntaba una y otra vez ¿Cómo había sido que él estaba ahí?  ¿Él fue quien repetía una y otra vez mi nombre cuando quedé inconsciente?
Eran demasiadas preguntas y ni siquiera tenía una sola respuesta.

El hecho de que McCartney se encontrara conmigo en estos momentos me ponía sumamente nerviosa. Esperen, ¿Por qué siento nervios? Diablos, si que necesitaba un loquero inmediatamente.

No quería verlo, así de fácil. No quería verlo porque sabía que si lo volvía a ver mis deseos ya no los podría controlar y quien sabe que podría pasar entre el bastardo aquel y yo.

La puerta de la habitación se abrió lentamente, volteé hacia ese lugar y miré una silueta que se acercaba a mi.

Mi corazón comenzó a acelerarse,  mis manos temblaban al mismo ritmo que mis piernas, mis dientes los apretaba una y otra vez.

Aquella silueta se acercó aún más a mi y tomó ni mano.

X: Michelle... - dijo reprimiendo su llanto.

Michelle:¿ Q-que haces aquí? - dije sorprendida.

X:Vine a verte.

Verlo ahí, invado junto a mi me estremecía. Jamás lo había visto así, era increíble. Era cierto que casi no lo conocía, pero en serio lo amaba, siempre de lo quise demostrar. Ver su cara llena de preocupación y tristeza me hizo sentir querida. Quería abrazarlo y pedirle perdón, besar todo su rostro y dar un grito de emoción, pero mi maldito orgullo me lo impedía.

Michelle: Vaya, que sorpresa. - dije escondiendo todos mis sentimientos.

X: Conmigo no te hagas la dura Michelle, se quien eres. - dijo mirándome fijamente.

Michelle: hasta donde recuerdo tengo años de no verte. He cambiado, Tonny. - sonreí burlona.

Tonny: Soy tu padre Michelle, merezco un poco de respeto. - elevó su tono de voz.

Michelle: A mi no me hables así, ese título lo perdiste el día que decidiste dejarme sola en casa. - grité

Tonny: Sabes bien que lo hago por tu bien.

Michelle: ¿Por mi bien? Vaya! Tengo a un padre ejemplar.  - dije sarcástica

Tonny: Deja de comportate como una idiota. - me miro fijamente.

Michelle: Claro, lo haré cuando dejes de decir que eres mi padre. No tienes nada de eso, para mi solo eres el tipo que llega con dinero a la casa. No más.

Tonny: ¡Gracias a mi maldito trabajo vivimos! Y claro, con eso se pagan tus múltiples adicciones.

Michelle: ¡Puedes meterte tu dinero por el trasero! Al fin, tienes experiencia en eso.

Tonny: Cállate! - gritó y me dió una bofetada. - no sabes valorar nada.

Michelle: valoraría más una maldita piedra que a ti! - dije gritando mientras sobaba mi mejilla - ahora largate de mi vista ¡No quiero volver a verte!

Nuestras frías miradas se quedaron viendo fijamente, la furia se desbordaba por aquellas miradas.

Sin decir más él tomó su abrigo y se largó de ahí, cerrando de un fuerte portazo.

No podía creer como mi propio padre me podía tratar así, él no lo sabía, pero yo lo amaba demasiado y me dolía que nunca estuviera a mi lado, que me tratara así.

Mis lágrimas no pudieron contenerse más, así que dejé que brotaran como sí fueran un río. Tenía que deshogarme, ahora o nunca.

Ahogué mi rostro en mis manos, no quería que nadie me viera sufrir así. Era inevitable hacerlo.

Sentí como una cálida mano acariciaba mi cabello una y otra vez. Quería ver quien era, pero no podía dejar de llorar.

Poco a poco pude parar aquel llanto nefasto, ahora tenía rabia. Rabia en contra de Tonny Hederson, el  actor famoso que tenía una hija sin modales y adicciones Michelle Hederson.

Cuando levanté mi rostro mi topé con aquellos ojos que me hacían vibrar de coraje ¿Qué rayos hacia aquí él? ¿Acaso venía a burlarse de mi?

Lo miré confundida y él me regaló una sonrisa a cambio ¿En serio? Esto sí que era raro.

Puso sus manos al rededor de mi antes de que pudiera decirle cualquier cosa. Me quedé helada, no sabía que hacer, por su parte él besó mi frente como gesto protector y me dijo al oído "Aquí estoy, pequeña. Ya nada ni nadie te volverá a hacer sufrir". Ojalá sus palabras fueran ciertas.

Michelle: ¿Por qué haces esto? - pregunté confundida.

X: Porque no quiero que alguien como tú se haga como yo. - dijo sincero.

En ese momento deseaba estar dormida, no podía creer lo que estaba escuchando. Aquel creído y sabelotodo chico estaba hablándome de una forma que nadie jamás hubiera imaginado.

*************

Como siempre muchas gracias por leer, pequeñas. Todas y cada una de ustedes tienen un pedacito de mi corazón con su nombre. Las quiero.

Y bueno, se preguntarán por qué tardó tanto en subir. Bien, la razón se la siguiente.

Estos últimos días he estado ocupada haciendo cosas que quizá no les importa.  Por esa razón no he podido sentarme y escribir un extenso e interesante capítulo, pero cuando me llega mi vómito literario vengo y escribo. Trataré de ser más constante en mis publicaciones y de verdad gracias por esperar. :)

Y sin mas por el momento me despido. Un beso y buena vibra a todas.

domingo, 16 de febrero de 2014

Capítulo 4: Back.

Después de aquel intenso beso, me solté bruscamente de los brazos de aquel imbécil.
En realidad no quería nada con él. O bueno, ya no sabía que quería así que decidí cortar con ese beso para evitar más confusiones.

Paul: ¿Estás bien? - preguntó

Michelle: No. - dije cortante - debo irme. - busqué en mi bolso una tarjeta y se la di.

Paul: ¿Y esto? - me miró confundido.

Michelle: Es mi tarjeta. Querías mi número ¿No? Pues ahí lo tienes.

Él me miraba fijamente, no quitaba sus ojos de mi. Esquivé bruscamente su mirada, cosa que él notó de inmediato.

Paul: ¿Segura que estás bien? - quiso tomar mi mano pero no dejé que lo hiciera.

Michelle: Me largo de aquí. - dije pasando detrás de él.

Paul: Michelle, yo....

Michelle: ¡Diablos, deja de hablar! - dije enojada.

Me molestaba el simple hecho de no saber por qué tenía ese extraño comportamiento ante ese idiota.

De pronto se puso serio y miró la tarjeta que le había dado unos instantes instantes antes.

Paul: Te llamaré.

Michelle: ¿ Sabes? No lo hagas. - le guiñé el ojo y comencé a caminar hacia la salida.

Paul: Si lo haré. - gritó por la ventana mientras yo salía de aquella casa.

Lo siguiente que hice fue voltear a verlo. Tenía una estúpida sonrisa pintada en los labios que hizo que me molestara pues yo era la causante de ella.
Así que sin más, decidí comportarme como solo yo sabía.
Cerré mi puño y levanté mi dedo medio.

McCartney hizo un gesto de horror, mientras que yo comencé a caminar y reía a carcajadas.

Era extraño todo lo que pasaba. Quizá el destino me estaba jugando una broma.

Era cierto que jamás había tenido una relación seria. Solo algunos días del mes deseaba una relación seria, alguien que me amara de verdad. Luego recordaba que los otros 28 días de ese mes era un perra maldita y volvía a sonreír.

El amor sólo era una palabra para mi, yo no sentía eso. Estaba segura que jamás lo iba a sentir.

Llegué a casa después de un rato. La nana me hizo algo de comer, pero como era de esperarse vomité todo. Si, el alcohol y sus efectos secundarios.

Estaba concentrada en mi vómito cuando recibí aquella llamada de McCartney.

Debo de confesar que cuando escuché su voz mis piernas comenzaron a temblar.

-¡No Michelle! No dejes que pase esto. No dejes que te enamore un bastardo de esos. - repetía para mi misma una y otra vez, pero cada vez me parecía más difícil.


-¿Si? - contesté irritada.

-Hola Michelle, habla Paul -su voz era tan asquerosa...mente irresistible.

-Ajá ¿Qué quieres? - contesté sería.

-Quiero verte, eso quiero.

-Si claro idiota -colgué el teléfono.

Cerré los ojos fuertemente y apreté mis puños. Como deseaba que no estuviera pasando nada de esto.

-Señorita - me llamó mi nana.

- ¿Qué pasa? -

- Su padre ha llamado-

-¿En serio? - dije con un toque de emoción en mi voz

- Si - me miró con tristeza - Ha dicho que no vendrá de nuevo este año a casa. -

Mi cuerpo comenzó a sudar, mi expresión era indescifrable, mi mirada era muy dura, todo me estaba saliendo mal, como siempre.

- Gracias, puedes irte - dije mientras me daba la vuelta de regreso a mi habitación.

Comencé a soltar un par de lágrimas. Mi silenciosos gritos de dolor retumbaban por toda mi cabeza. Era un horror mi vida. Como siempre estaba sola, sin nadie a mi lado.

Mi necesidad de desaparecer me volvía loca, deseaba el suicidio cada minuto de mi vida.

Odiaba a mi padre, jamás había estado para mi en los momentos que más lo necesitaba. Nunca me ponía atención, ni siquiera se preocupaba por mi y eso me dolía.

No tenía tiempo para su hija, ni siquiera lo tuvo cuando perdí a la persona que más quería y necesitaba a cada segundo... mi madre.

Aquella señora que trató de educarme y esconder el oficio que tenía mi padre en ese tiempo murió sin aviso.

Estaba sola en este maldito mundo, nadie comprendía que  cada día moría lentamente de dolor.

-Me las vas a pagar todas y cada una padre. Todas y cada una - dije frente al espejo mientras buscaba las malditas pastillas para dormir.

Tomé una buena cantidad de aquellas pastillas y comencé a ingerirlas mientras recordaba una y otra vez la horrible vida que tenía, pero ya no mas. Esa vida estaba apunto de terminar.

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No saben lo feliz que me pongo al leer sus comentarios. :')
Gracias por comentar y sobretodo por leer esto.
Frida, Sabi, Sharon (bienvenida),  Ayee (Bienvenida), Emma (Bienvenida) & Lucy (Bienvenida) les agradezco demasiado que lean esta cosa. Es muy emocionante leer sus hermosos comentarios. De verdad mil gracias porque todas ustedes son unas grandes escritoras de las cuales soy fan (Principalmente de Frida, todos lo saben).
Les mando un gran abrazo y un beso. Espero no fallarles con esta historia.

Saludos